::SEDICIÓN por Bruno Marcos::

Justo cuando el maquivelismo de Zapatero estaba a punto de enderezarle la figura va y pasa esto. Con el anuncio de la venta de los aeropuertos los otros andaban con el paso cambiado. Si ZP vendía el estado como pensaban hacer ellos la plebe no iba a tener la necesidad de votarles para alzarles al gobierno. Y entonces van los ultramillonarios de los controladores aéreos y dan un golpe de estado. Los de los otros sindicatos que, con amenazas piqueteras, no consiguieron movilizar más que a sus ociosos liberados se han debido quedar con cara de patata. Los sindicatos profesionales han dado la extrema unción a los artríticos sindicatos de clase. Los representantes de los controladores, con trajes de marca, relojes carísimos y un cutis perfecto, están más cerca de la neurastenia que de la ruda agresividad reivindicativa. Y el caso es que los controladores han pasado hasta de su propio sindicato para demostrar su fuerza en las realistas coordenadas de la ingeniería social de los países del capitalismo avanzado. En un escenario tal la irrupción del ejército es poco menos que grotesca y el delito de sedición una patochada de abuelete cebolleta.

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