::ESPAÑA VIEJA por Bruno Marcos::

Todo en el debate de ayer entre los candidatos Rubalcaba y Rajoy era viejo. El plató, la tipografía, los colores, la mesa, el moderador, los candidatos... Por un momento pensé que el moderador debía haber sido Íñigo, pero no el de ahora sino el de los bigotones setenteros. No basta con recortar las barbas a los políticos añosos, ni decir, como dijo Campo Vidal, que se vería este debate en Italia y hasta en Portugal porque lo político estaba deslocalizado, ausente de una situación donde la sesación de nostalgia de la fiesta lo invade todo. Estos políticos son expertos en el pasado porque el futuro no lo tiene nadie. Los indignados con sus escasos mimbres habrán de construirse otro mundo. La indignación ha sido en los últimos meses nuestro mejor activo, quizá deberíamos cobrar royalties por ella.
Y al final la única y diminuta diferencia entre las izquierdas y las derechas: Rubalcaba habla de mejorar sin que se quede nadie tirado por el camino, la piedad.

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