::ASUNTOS DE FAMILIA por Julio César Álvarez::

Leía el otro día con verdadera sorpresa un dato que me parece más una bofetada a traición que una verdadera noticia: las grandes empresas españolas han conseguido mayores beneficios (exactamente un 4,3 % más respecto al año anterior) y pese a ello sus plantillas se han reducido. ¿Por qué? Muy sencillo, porque el trabajador teme perder hoy su puesto y trabaja lo de tres (ya se sabe que hasta hace poco trabajaba lo de dos) y por lo tanto sobran algunos currelas, que tienen muchos y muy malos vicios (el comer entre ellos).
Y es oficial que no son tiempos de tirar el dinero. Todo esto me lleva a una reflexión, aquí, fíjate qué casualidad, siempre le va bien a los mismos, una especie de gran familia hermanada por el euro (en billetes de 500, de poder elegir) y cenas con Moet Chandon, que el alcohol siempre unió mucho y da risa. Esa familia bien avenida está formada por los bancos (porque las cajas son como unos primos lejanos pobretones que quieren algo del pastel) y esas grandes empresas. Por lo tanto, creer que un partido en concreto, sea el que sea, tiene algún poder de elección importante en los temas económicos es andar muy perdido. Dudo entre la decente ingenuidad o el interés propio que algunos sacan de unas siglas. A lo que iba, ya los creo ver, seguro que esta santa familia se reúne los domingos, saca unos papeles en el aperitivo y para los postres ya ha dejado unos cuantos cientos de familias en la calle. Sin pestañear además. Para los cafés el tema ya está olvidado y en la sobremesa ya están haciendo chistes del asunto y pegando un telefonazo al que sale en las fotos para que gestione un poco el tema, en caso, claro, de que el desastre se haga un pelín gordo o duela algo en el bolsillo (que el que paga siempre manda).
¿Y qué es lo que hacemos nosotros? Aparte de engañar al vecino, pues nada, quedarnos en casa viendo La Noria, además de cruzar los dedos mientras para no salir en la conversación o los chistes de la bendita y amantísima familia. Como números en todo caso, porque recordar un nombre lleva esfuerzo y saca arrugas. Y ya se sabe que hay que vivir eternamente en estos tiempos redondos, un mundo que funciona a la perfección, y parecer viejo está muy demodé. Al final no va a estar de más comprar una cápsula grande y criogenizarse. Ahí está Walt Disney, que sigue educando desde el hielo a los bondadosos líderes del mañana. Y todo pinta que serán idénticos a los de hoy (salvo que suceda algo sorprendente). Si es que lo decía mi abuelo, nos pasa poco.

Aparecido en Ileon.com


No hay comentarios:

Publicar un comentario