::CAUSA COMÚN por David G. Casado::

Todo fue dicho y aun así siento que algo podría decirse. Pero ¿cómo hablar a quién ya no puede escuchar?

Aunque sí sigas hablando. En mí mismo por ejemplo, o en todo el presente creado por ti como cuchillas que abrieron los poros de nuestra conciencia.
Pero las palabras nunca significaron nada en realidad si las comparamos con la certeza instantánea del reconocimiento mudo; la fugaz mirada que nos puso al uno en el otro en alguna ocasión, sin más trascendencia que el amor mutuo por el significado, inaprensible plenamente.
Veo tu imagen semi borrosa, como la de quién nunca estuvo ahí del todo, o quizá estuvo con una precisión tal que nunca fuera posible capturar. Nunca del todo.
Aquellos a quienes mostraste su pesada temporalidad, su interesada lucha por una vana permanencia, ahora descansarán tranquilos, dedicados a la laboriosa justificación de los actos. Nosotros seguiremos caminando - hacia ningún destino- con tus libros en ristre, acompañados acaso de la absoluta exterioridad de los acontecimientos y de algún amigo tal vez, con el que reírnos de toda esta loca sucesión de signos.

Escrito para José Luis Brea, en su memoria.

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