::SER OTRO EN OTRO por Bruno Marcos::



Es un lugar común decir que Woody Allen ya no es el de antes pero basta con ver cada película que rueda, año tras año, para darse cuenta de que es imposible huir de uno mismo.
En su último film lo encontramos de nuevo y, más allá de la cita de Shakespeare con la que abre un cierto vanitas general, a lo que asistimos es a una colección de retratos precisos de personalidades perfectamente contemporáneas. Estos retratos son un poco exagerados pero consiguen siempre mantenerse a este lado de la caricatura para conservar una buena parte de credibilidad. Su psicología aparece no plenamente formada. Son sujetos que en la juventud, en la madurez e, incluso, en la vejez son dependientes del espejismo social en el que se debaten y que toman el juego de los cambios sucesivos de pareja como solución a un más que probable disgusto con ellos mismos.
En el cambio de pareja se ponen en operación las posibilidades de ser otro en otro no dejando exenta la escena de un cierto canibalismo psíquico. De ahí que en la tan bien trabada estructura de esta obra queden equiparados la suegra que consulta a un vidente con el novelista fracasado que espera triunfar, el anciano que se casa con una joven prostituta o la mujer que se enamora de su jefe, todos esperan cambiarse por obra y gracia del otro, ser otro por el otro.

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