::MORIR TODAVÍA por Susana Herman::


La misma semana que quince personas perdían la vida en la playa del Tarajal de Ceuta, el fotógrafo John Stanmeyer ganaba el premio World Press Photo. La imagen es de una extraordinaria belleza, pero detrás subyace la desesperación de inmigrantes subsaharianos por alcanzar el norte y, en esa acción épica, no perder nunca la "señal". Ese símbolo contemporáneo que aparece en una pequeña pantalla y que nos da la falsa certeza de existir y de estar conectados con el mundo.
Mientras los satélites reciben y devuelven señales incesantemente allá en el cielo, sin discriminar raza u origen, aquí abajo en la Tierra se construyen muros cada vez  más altos. Los gobiernos español y marroquí han planteado como solución inicial aumentar la altura de las vallas que separan ambos países para evitar que los inmigrantes sigan asaltándolas. Decía José Luis Sampedro que no se pueden poner muros a la desesperación, pero quienes deberían escuchar a los sabios hacen oídos sordos y acciones inútiles.
Mientras los señores que hace tiempo se autonombraron depositarios de nuestros destinos  duermen al abrigo de los peligros de la intemperie, en la playa de Yibuti,  cercana a Somalia, como en la noche de los tiempos, seres anónimos alzan los brazos al cielo y piden una señal con una luna brillante sobre sus cabezas.

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