::APU por Bruno Marcos::


Una de las cosas más conmovedoras de entre las muchas de la trilogía de Apu es cómo suceden las cosas sin más. Una tarde se desata una tormenta y a alguien le sorprende en medio del campo. En el plano siguiente aparece tosiendo y en el otro ha muerto. Los hechos ocurren sin necesidad de ser explicados. En eso ese realismo se vuelve enormemente poético, literario porque hay ausencia de filosofía. Se materializa una desnudez de los hechos. A veces pienso que los intelectuales son aquellos que simplemente tardan más tiempo que los demás en aceptar que los acontecimientos ocurren sin más y que, en torno a ellos, no hay más que el vacío, o el lleno, de lo que acontece. Claro que así uno se ve abocado a creer que pensar no sirve para nada y que, al final, un agricultor y un filósofo llegarán a las mismas conclusiones. Aunque, quizá sin el pensamiento seríamos víctimas de nuestras emociones, como el protagonista del film que a la muerte de su esposa, incomprensiblemente, se aleja de su hijo para recuperarlo al fin en esa impresionante secuencia en la que el padre arrepentido, después de ser rechazado, es perseguido por el niño a lo lejos por el campo.

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