::AFFAIR GARZÓN por Bruno Marcos::

Alguien lo ha dicho, se trata de la venganza institucional, pero nadie se da cuenta de que lo que se presenta es un retorno de lo reprimido, un retorno del orden reprimido por un breve lapso. Y no está exenta toda la sociedad de una nostalgia de ese orden en cuya abyección encuentra ecos que la proporcionan una fantasmal seguridad, la seguridad de lo real.
La venganza institucional es un deus ex machina que da fin a las evoluciones del juez que pretendió colocar lo justo por encima de lo real. Es decir, Garzón es castigado por intentar implantar lo imaginario, lo justo, en el espacio de los hechos. El Tribunal Supremo nos sacude con su látigo a sabiendas de que reconoceremos lo real, aquello donde lo que vence acaba por tomar los rasgos de lo verdadero, y que acabaremos por acomodarnos a ello como a un trauma familiar y crónico.
Si los jueces, los abogados, los fiscales y la gente corriente hubiesen tomado palos y piedras y hubiesen entrado en el tribunal para pegar una solemne paliza en las carnes de tan respetables juristas los polos de lo real y lo imaginario estarían invertidos y Garzón habría sido absuelto.

1 comentario:

  1. En este caso lo justo/imaginario me da tanto miedo como la justicia.

    ResponderEliminar