::TSUNAMI AZUL por Pablo Ingerto::



Seré muy breve.  Hace unos días estaba charlando con mi amigo Álex al abrigo de estos primeros calores sobre el inevitable tema del resultado de las elecciones. De repente, me agarra del brazo y me dice “mira eso”. En la acera, una gaviota estaba literalmente destrozando los restos del cadáver de una paloma. No era el hambre, sino el placer salvaje por el linchamiento, la imagen que exhalaba la escena. Llamaba la atención y por eso nos paramos a observar ese regusto por la violencia que mostraba la gaviota.
Hoy ha llegado a la bandeja de entrada de mi mail el vídeo de la candidata del PP en Alfàs del Pi,  en el que, fuera de sí, trata de impedir que una mujer discapacitada vote. De reojo, mientras escribo estas líneas, estoy leyendo un titular sobre la controversia generada en Badalona en torno al apoyo de CiU a la investidura del polémico candidato del PP. Avanzando las páginas, parece que el tema en Valencia continúa y que la cúpula de Camps será de nuevo investigada por el Tribunal Superior valenciano.
Ante tal aluvión de información, no he podido evitar regresar a la imagen de la gaviota de días atrás y pensar que, si todo esto hubiera salido hace unos días a la luz pública, quizá el  tsunami azul habría sido aún mayor. Un extraño placer nos inclina a deleitarnos en la violencia. También pensaba que quizá lo mejor es que el tiempo vaya pasando, porque, al menos, cuando giré la vista, al resto de la bandada todavía no le había dado tiempo a llegar para zarandear los restos de la pobre paloma muerta.

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