::NIETOS por Enrique Rueda::



Este artículo está dedicado a la memoria de mi abuelo, Jacinto Rueda Pérez, gracias a quien hoy puedo vivir y escribir en libertad.

Por mucho que se repita, por muchas manifestaciones que se hagan y por muchas veces que se escriba al respecto, no es suficiente, puesto que ha de ser recordado constantemente. No se puede pretender que las arterias de la democracia de nuestro país funcionen mientras su flujo se sustenta en el desprecio y el olvido a todas las familias que tienen a sus familiares en las cunetas por los crímenes del franquismo. Lamentablemente, este es un país demasiado acostumbrado a vivir y compartir las tragedias de algunas familias de manera colectiva. Pienso en los pobres padres de Marta del Castillo, que al dolor de la pérdida de su hija tienen que sumar el hecho de no saber dónde descansan sus restos. No puedo ni imaginar el dolor que tienen que estar pasando esos padres y, como es lógico y humano, el país ha dado muestras de cariño y solidaridad con esa familia. Sin embargo, lo que debería ser un clamor colectivo por la justicia y por humanidad con las familias que aún no han podido enterrar a los suyos no provoca la solidaridad masiva esperable en todo el país. Es terrible que los nietos de los que perdieron la guerra tengamos que asistir al bochornoso espectáculo de ver cómo un partido político, para lavar sus trapos sucios y ocultar sus corruptelas, es capaz de bloquear la posibilidad de que un juez pueda desarrollar la labor que está en la base de su profesión: impartir justicia. Y ver cómo se escupe sobre nuestra memoria haciendo que se tambaleen los valores democráticos por los que nuestros abuelos lucharon, insuflando un aire envenenado en los pulmones de la libertad democrática de España.

Últimamente no dejo de tararear aquella canción de La polla records: NO SOMOS NADA.

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