::TERTSCH Y LA OTREDAD SALVAJE por Bruno Marcos::

Si es posible técnicamente poner en boca de nuestro otro natural lo que deseamos estamos asistiendo a la otredad salvaje. Ya podemos construir nuestro yo en base a la proyección de un otro como antagonista ideal. Wyoming materializa una dialéctica ideológica entre contrarios perfectos con sus parodias creacionistas. Claro que conserva en el contexto los atributos de la burla clásica, de la exageración, pero en la trasmisión de la imagen se filtra una caricatura con demasiados rasgos de realidad.
En aquel fake en el que se representaba a sí mismo como un ser cruel y déspota engañaba a sus seguidores y a sus enemigos sin darse cuenta que, al final, la imagen es más poderosa que el desvelamiento de la comedia. En la mente del espectador queda grabado como un miserable con la becaria aquella. De igual modo no se puede borrar ya que Tertsch mataría a pacifistas o al presidente por dinero porque, efectivamente, le hemos visto decirlo aunque sea mentira y, aunque, el origen de la mascarada sean unas declaraciones demasiado crudas para un simple periodista. El efecto en el inconsciente se graba con fuerza. Claro que siempre quedará el humor tradicional y disuasorio: Wyoming confiesa haberse entregado a la policía días después de la agresión tabernaria a Tertsch y que esta lo primero que le pregunta es dónde estaba en el momento en el que se produce el delito. Este contesta que en la cama con su mujer, él durmiendo y ella haciendo el amor.

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