::PERO, ¿DE DÓNDE SALE TANTO ZOMBI? por Jesús A. Marcos::

    Ni más ni menos que toda una guerra mundial protagonizada por los zombis. Nuestras salas de cine reproducen una y otra vez, desde hace semanas, una ocurrente película con ese argumento. Y, especialmente si tienen hijos de esa edad, habrán notado que  no es un argumento al que jóvenes y adolescentes hagan ascos. Al contrario, ellos, a los que, por la fuerza vital que poseen, suponemos en el polo opuesto del interés por lo mortuorio, acuden con ganas a ver a estos zombis aplastantes. Pero es que, además, hace poco se entusiasmaron por la saga de los vampiros crepusculares, que saltaban de la literatura a las pantallas, con sus pálidos rostros y sus energías extraídas del averno.  El éxito social de los muertos vivientes sostuvo también una serie televisiva reciente titulada Walking Dead.
    Pero ¿por qué nos interesan hoy en día, tanto en América como en Europa, estos argumentos de zombis, de vampiros y de seres resucitados? ¿Por qué tienen tanta fuerza que seducen hasta a los jóvenes, los cuales debieran, justo al contrario, ser los guardianes atentos de la vida? ¿Ha vuelto a cautivarnos, de algún modo, aquel terrible viva la muerteal que hizo frente un valeroso Unamuno o es que nunca ha dejado de gustarnos ese mundo de los muertos?
   Desde mi punto de vista, cabe proponer dos tipos de respuestas a estos interrogantes, unas inclinadas del lado de lo sociológico y otras del de lo psicológico. Es decir, que supongo que hay motivos de orden social y de dinámica mental que dan impulso a la reconstrucción artística, literaria o cinematográfica de asuntos que no se quieren o no se pueden enfrentar abiertamente.
   Me ha llamado la atención en los últimos días la similitud de la imagen que ofrecía el asalto de los subsaharianos a la valla de Melilla con la secuencia, espectacular, de la película de la guerra de los zombis en la que éstos se amontonan enloquecidamente, unos sobre otros, para tratar de sobrepasar un muro enorme. Como se sabe, los muros o vallas de nuestro época han sido construidos o quieren construirse para evitar que los desfavorecidos abandonen su patria –en Berlín- o inunden los territorios ajenos –en Israel (los zombis de la película, precisamente, asaltan los muros de Jerusalén), en la frontera mexicana, en la periferia de Europa-. ¿Son, entonces, éstos, los pobres, los que acucian nuestra fantasía, los que tememos que nos devoren? Fíjense qué fácil puede resultar la transformación artística de los desahuciados en zombis si tenemos en cuenta que tradicionalmente se les ha llamado los "muertos de hambre".
   Eso desde la dinámica social. Desde la de nuestra mente, pueden suponerse otros envites. El primero de ellos es el del miedo a la muerte, a nuestra propia muerte. Vivimos en la sociedad de la vida exultante, de la juventud y de la demanda continua de placer ("es un placer", "ha sido un placer", repiten incansablemente los presentadores y entrevistadores en los medios) y este asunto oscuro de nuestra mortalidad se ve obligado a ocultarse y transfigurarse. Como también se ocultan nuestros sentimientos desagradables y ominosos. La depresión, de acuerdo con los datos que proporciona la OMS, puede verse como la gran epidemia de nuestro tiempo y se tiende a creer que vencerla es sólo cosa de encontrar el psicofármaco adecuado. Sin embargo, esos jóvenes vampiros de nuestros best sellers nos hablan de otras formas de combate. Su horizonte crepuscular es, sin duda, un producto del hastío y del decaimiento. Pero, en ese mundo de sombras, como por ensalmo y más allá de la bioquímica, renacen la fuerza y la pasión que hacen interesante el vivir y que parecen haber desaparecido en la existencia real.
    Si es acertado lo que propongo, estemos atentos a esos  zombis y vampiros. Puede que no sean sólo fantasías literarias y cinematográficas sino también realidades que anidan en nosotros y en nuestro mundo. Deberíamos escuchar sus voces y sugerencias y rehacer nuestra forma de vivir para no tener que emplear tantas energías en levantar muros y más muros.                               

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