::LA POSTGUERRA ES EL FUTURO por Bruno Marcos::

Todo lo que viene se va pareciendo cada vez más al pasado. No sólo Rajoy que es ya mayor y que lleva ocho años esperando para ser presidente después de haber sido ministro y hasta registrador de la propiedad sino que hasta los más pequeños detalles recuerdan que el mañana es el ayer. Los dependientes del pequeño comercio serviciales, como si la aparición de un cliente fuera la visita de un aristócrata en extinción, el alumbrado navideño escuálido y aterido con campanillas o burritas o estrellas amarillentamente desfiguradas, hacen pensar en una navidad como aquella de la película Plácido. Y los titulares de la prensa: Allí donde ayer se necesitaba anunciar una obra faraónica, un aeropuerto, tres autopistas o cuatro palacios de congresos basta con poner tres concejales despedidos  o la recogida de basuras un día sí y otro no, todo por ahorrar. Ahorrar es ahora la palabra mágica como ayer fue la de gastar. No hace un año que se nos conminaba a gastar por patriotismo y hoy mismo se les dejó de abonar la extra de navidad a unos funcionarios catalanes mientras se les descontaba el irpf de la paga no ingresada. Y por otro lado Mariano, que nos habla como en los albores de una emergencia nacional en su investidura de que ya no habrá puentes festivos y otras menudencias, como si contestara así a los lánguidos vecinos portugueses que, días antes del último, inventaron un peaje a las autovías que van desde España.
Y va encima un político desconocido de Valencia y se entusiasma en el estrado y le dice que está orgulloso de que él mismo, hijo de un campesino y una ama de casa, como si de la barraca saliese asilvestrado, lleguase en ese instante a diputado mientras que los de Mariano lo quieren evitar. Muy flamenco le contestó el presidente in pectore que los de allí no eran nietos de la pata del caballo del Cid, que qué se cree usted -concluyó- que ha inventado la democracia, la democracia -debía haber añadido- es muy vieja también. El otro inocente se sonreía sin darse cuenta que lo que dijo, un poco parecido, en su día, Zapatero de su abuelo y de él tenía sentido, que a su abuelo lo fusilaron y el nieto llegaba a presidente demostraba que este era un gran país. Lo otro, lo del valenciano queda para el ámbito privado.

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