::LITTLE-SU por Enrique Rueda::

Hace unos días mi pequeña SU (en adelante “LITTLE-SU”), volvió a las andadas con eso de que los que empezamos de tan abajo y lo tenemos más complicado vamos acumulando una abnegación y un sentimiento de inferioridad que hace que cuando entramos a pelear vayamos con media batalla perdida. Esto arranca de una vez de tantas en que venía guerrillera con no sé qué chico cuyo padre es el dueño de no se qué empresa, y por eso entró directamente no sé dónde como editor sin currárselo ni andar el camino. Era uno de aquellos paseos que nos dábamos a la salida de trabajar antes del cataclismo de mi operación.
Quedábamos en plaza Cataluña e íbamos hasta plaza España, donde, cansados, cogíamos el metro, y en el trayecto venía ella tantas veces con la pintura de guerra del día a día aún sin quitar, que salía con esas de la frustración, a lo que yo tenía que lidiar con aquello de que no se trataba de nuestras batallas ni de nuestras guerras, y que la frustración tenía que venir por no luchar, y no por las ventajas con las que cuentan algunos.
Este tema ya lo dejó cerrado Richard Sennett en La cultura del nuevo capitalismo, cuando afirma:”Un hijo de la élite se puede permitir el lujo de la confusión estratégica; un hijo de las masas, no. Es más probable que el primero tenga más oportunidades en virtud del origen familiar y las redes educacionales; el privilegio disminuye la necesidad de trazar estrategias. Vigorosas y extensas cadenas de redes humanas permiten vivir en el presente a quienes ocupan los niveles sociales más altos; estas cadenas constituyen una red de seguridad que disminuye la necesidad de planificar estrategias a largo plazo”. Poco más puedo añadir.
Ya sé que yo no soy Sennett, pero espero que al menos él te convenza para que redirecciones el esfuerzo sin malgastar energías pensando en esas desigualdades que son consustanciales a la sociedad en la que vivimos y que poco o nada podemos hacer por cambiar.

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