::LA VIDA COMO PROVOCACIÓN Y GRITO (CONTROLADO) por Julio César Álvarez::

El amigo Malcolm McLaren siempre fue un inglés espabilado y atento a lo que ocurría a su alrededor. Como ya sabréis por los medios (había quien ponía en duda la importancia de su figura en muchas cosas), Mr. McLaren ha fallecido ayer por la mañana. Sesenta y cuatro años de, seguro, provocaciones y búsqueda de fisuras en el muro, parafraseando a Pink Floyd. Porque cuando este hombre vio a John Lydon (vocalista de Sex Pistols) con una camiseta que mostraba el odio hacia éstos, lo tuvo claro.
El futuro era el enfado, la rabia, despotricar, gritar... se acabaron las sinfonías y la melodía perfecta, no sólo en la música, en la vida misma. Los New York Dolls (grupo del que fue manager un breve periodo) le dio la señal y el camino. McLaren siempre tuvo claro que lo suyo era la provocación. Ya sea con un grupo, una tienda o la propia vida como objeto en sí. El escándalo continuo, lo vió a la perfección, podía ofrecer importantes beneficios. Lo que para otros era una catarsis necesaria, para él era una idea racional y con medidas exactas. La mejor de sus publicidades, claro, esposado entre dos policías. Situacionismo mal aplicado (hay quien no sabe que Malcolm tuvo contacto con los situacionsitas previamente, de joven).
McLaren, a su modo, es también uno de los responsables y más certeros visionarios de lo que acabaría convirtiéndose el mundo. Eso sí, él mientras caja y pasarlo bien. Ahora, en todo caso, caja (poca o escasa) y pasarlo bien, nada (¿por qué cada vez la gente sonríe menos -alcohol a un lado, no vale- y tantas sirenas de ambulancias?). McLaren quedaré como el epítome del jeta, del pícaro en toda revuelta que está pensando qué podrá sacar de beneficio personal de todo ello.
[Los Sex Pistols, su gran obra, aunque le pese a John Lydon (luego Rotten -podrido-); quedará y nuestras palabras se esfumarán, como los gestos egoístas y crueles de McLaren -es su muerte, no hay por qué mentir-]

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